Poemario de Alejandro Yáñez
Todos deberíamos llamarnos González o al menos visitar el metro
Cementerio, Antes de morir, al menos una vez en la vida, e ir al Quitapenas
por la memoria de nuestros muertos. Esa es la primera imagen que se me
viene después de leer “Metro Cementerio” de Alejandro Yáñez; una poesía
prístina, coloquial , sin las influencias de Parra , Bertoni u otro ; lo que la hace
una poesía completamente original y que es como un cristal donde
deberíamos todos espejearnos en un momento del día.
En estos tiempos de asumir “La marginalidad” como un punto de encuentro
desde donde mirar desde las orillas el centro, Yáñez se pone justamente en el
centro, desde un lenguaje vital , que me recuerda la poética del fallecido
tempranamente Héctor Figueroa, donde la poesía revela sin artilugios y
pirotecnias las posibilidades de un lenguaje común y con una mirada social
(Sin caer en lo panfletario) Un poema bueno, es aquí o allá, en el recurso
lingüístico o en la tecla que toque, un buen poema. El poeta ruso Yevgeny
Yevstushenko escribió: “Volveré a caminar por el tejado,/ o de lo contrario,
no soy un poeta” La poesía como un faro observando la olvidada “realidad”.
Metro de Santiago
En Baquedano intento amar
Manquehue es la frontera
el desamor se aferra al andén
odio
odio es lo que siento en la próxima estación.
Este poema que me recuerda tantos poemas de desencuentros cotidianos:
Baudelaire, Pound y Oscar Hahn; revela una poesía de la capacidad de
resumir o captar la esencia de manera breve y perfecta de el instante, que
deseamos detener (Como Goethe). En este viaje pasamos por El Costanera
Center, Los cementerios, Los metros, los barrios, el jornal y toda una
cartografía de lugares comunes, en el buen sentido de esta palabra.
Estoy seguro que este libro y este poeta no pasarán inadvertidos en el
concierto de la poesía chilena, porque es una escritura necesaria y “Usual
como el cielo que nos desborda” (J. Teillier).
Giovanni Astengo