VOCES PORTEÑAS LEEN A JUAN CAMERON
El pasado viernes 30 de agosto, a las 19:00 h, en el bar La Playa de
Valparaíso se homenajeó al poeta porteño Juan Cameron, y a su nueva obra «La
Balada del Viejo Submarino bajo nuestro sello editorial.
En el evento, se efectuó lectura de apoyo mayoritario por parte de sus pares porteños, quienes, se dieron cita en este tradicional bar para acompañarlo en esta lectura de «Voces porteñas leen a Juan Cameron».
Esta lectura y evento, trató los versos del poeta que leemos a diario
en sus libros, y de cómo su voz ha intervenido en la realidad social y
cultural de nuestro país y de nuestra región.
Este fue un justo homenaje a la figura del poeta, quien se posiciona como un valioso aporte al desarrollo de las artes y letras porteñas, indispensable para quienes se desempeñan como actores del acervo cultural y literario, tales como poetas, escritores, profesores y amigos del arte en general.
La importancia de la balada en la poesía de Cameron
Nos recuerda la Real Academia Española que la balada es una forma de expresar el canto cortesano del final de la Edad Media en Europa, que aparece en el siglo XIV. La poesía es disociada de la música en ese momento, pero la musicalidad es creada en la escritura misma del poema. En efecto, la balada tiene la particularidad de repetir un mismo verso, estribillo, al final de cada tres estrofas.
Está constituida por octosílabas y las rimas están cruzadas. Como regla, la balada medieval empieza siempre con la palabra Príncipe. Aunque no hay que confundir la balada romántica en la poesía, ya que aquella será usada posteriormente con un tono claramente amatorio.
Juan Cameron, poeta y escritor bastamente conocido y conocible, nos presenta acá, La Balada del viejo Submarino, libro que nada sobre sus aguas y bajo ellas, como quien lee sus primeros versos, “llegué con estos ojos para leer entrelíneas …” Quizá nos presagia acá el autor, lo que será el leitmotiv de su acervo.
Este tremendo libro está a su vez dividido en tres partes capitulares: Los cuentos del lobo, El discurso del francotirador y de La Urdimbre y la Peste. En todos ellos aflora a nuestro saber, el relato y la balada como forma de expresión; una balada diremos nosotros que tiene la función de que “se olvide todo olvido, así como la vida olvida” parafraseando al autor.
El tema recurrente del texto navega y naufraga, dice adiós a las cosas tomadas y olvidadas, cito a Cameron, es como un canto que debe olvidar olvidándose el mismo, en donde se pueda hasta olvidar el gesto de las mareas que de seguro Juan observa desde su casa anclada como buen submarino al viejo camino cintura o avenida Alemania, y el objeto de su relato consiste entonces en el gesto de un hablante lírico que teme olvidarlo todo, teme borrar el horizonte del pacífico que le habla de otros puertos y otros pueblos, en donde el Alzheimer asoma desde los sueños acumulados en un montón de eneros.
Ese relato del olvido subyace en el segundo capítulo de su obra, en donde nos señala: “en las mejores fotos de familia no figuro, no me hallaran, no seré reconocido”, seguro teme el autor, ser olvidado no por el olvido mismo, sino por los que no lo puedan ya recordar.
Su obra, como siempre, ha sido capaz de introducirnos en lo anecdótico, lo popular, lo discursivo, la crítica social, y también el olvido de un submarino que, como el mítico “Submarino Flash” reposa en el fondo de la bahía del puerto de Valparaíso, y en el inconsciente de sus habitantes insomnes. Este libro intenta a nuestro parecer aunar distintas baladas o quizás distintas voces en esta su nueva labor poética de Juan, su título nos lleva a un periplo, a un viaje cuál Divina Comedia del Dante, con la diferencia que acá no sabemos si el autor sabe si fue rescatado por Virgilio o por Beatriz, el velo del olvido está presente y no tenemos claridad alguna al respecto.
Como sabemos, la balada tuvo su origen en Italia y fue una forma poética popular, que se cantaba o bailaba en reuniones sociales o por gentes sencillas, estaba compuesta de varias estrofas y su estribillo se cantaba por una voz o en coro. Acá la balada no se puede separar de quien la ejecuta, ósea de su autor.
Una sola cosa podemos decir sobre este libro: que su existencia misma es motivo de celebración, no solo por lo que significa para los lectores de Juan Cameron, sino de la poesía chilena en general y su lugar en el contexto de la poesía hispanoamericana. Gracias a este nuevo libro, la solidez de su obra, con nuevos aires, algo a lo que nunca fuimos ajenos, ni siquiera en sus comienzos: una rotunda presencia, una incontestable elocuencia.
Esa imagen es ahora incluso más señera, al tratarse de un libro maduro que reordena el canon de la lectura de su obra, de manera novedosa y agrega un importante número de poemas adultos y maduros de nuestro autor hasta ahora inéditos en el presente libro. Consultando los archivos personales del poeta, sus libros y examinando meticulosamente los artículos y contenidos de la Biblioteca Nacional de Chile, La Balada del Viejo Submarino ha hecho lo que a muchos nos parecía casi impensable: disponer y entregarnos un libro extraordinario, uno de los quizá más completos posible, colmado de poemas escritos por uno de los autores más fundamentales y reconocibles de Chile del siglo XX y comienzos del XXI.
Podemos decir, entonces, y sin temor a equivocarnos, que el corpus de este poeta chileno nacido bajo el influjo de los viajes y los periplos, en el constructo de su obra postulada ya al premio nacional de literatura, hijo ilustre de su ciudad, cobra con este libro el aura de una casi inmortalidad viviente y canta como siempre en esta balada a esas cosas que más que ser olvidadas, a nuestro juicio, serán recordadas por siempre. Saludamos entonces a esta balada de este viejo submarino.
Juan Antonio Huesbe
Poeta – Editor After Poetry