Poemario de Giovanni Astengo
Casi siempre las novedades emergen del pasado [en ocasiones, el pasado, opuestamente, es la ilusión de que el presente es algo nuevo], Giovanni Astengo presenta En el suave país de la nada, un conjunto de poemas, donde no se excluye ni modifica este tan discutido concepto de la nada, sino que se comparte, mediante procedimientos, con una serie de apropiaciones de otros autores, especialmente pertenecientes a la “poesía lárica” a la que adscriben Rolando Cárdenas, Efraín Barquero y/o Jorge Teillier entre otros, y quienes, en otra nacionalidad, también pueden integrar estos leños, Kenneth Rexroth, por ejemplo. Su relación con ellos y el entorno es abierta y transparente, no dando pie a otras interpretaciones, lo que se dice un discurso coherente:
Imaginamos un país de nieve
y el canto del mirlo sobre los tejados
-Como la canción que nos gusta-
Alguna vez todo fue un claro de bosque
Alguna vez la escarcha desapareció.
(Imaginamos un país de nieve)
El mismo Jorge Teillier, al definir a los poetas de los lares hablaba de retomar la descripción del paisaje, el ambiente que les rodea, en clara oposición a quienes lo hacían desde la biblioteca, ajenos a la experiencia vital. Astengo es un heredero de esta línea, que, a veinticinco años del fallecimiento del poeta de Lautaro, tiene un espacio ganado en la historia y el corazón de la poesía chilena. La diferencia que aporta En el suave país de la nada, objetivamente, es una dosis de brevedad que el largo poema sobre los lares suele evitar [este autor, digamos, vive en plena ciudad: la vida, a veces, no es donde se está viviendo, sino donde se construye el pensamiento]. Tal vez por ello resulta como lectura íntima y conmovedora: una poética de la contemplación.
Yo se que no estamos solos
y aún nos hace feliz el final de este invierno
(p. 47)
Ha veces aquella intimidad es apenas un esbozo, cuatro o cinco versos de un instante que se aprecia como personal. En otras una dedicatoria, un diálogo directo con el otro representado por la amistad o la admiración, o ambas cosas en un lugar específico, bar o playa, donde algo transcurre, esencialmente, sin que nada pase, salvo ese estar levitando por la nada de la fraternidad.
Yo no se distinguir
un árbol de otro árbol
Tan sólo contemplo un todo
lleno de caricias
(p. 33)
Aunque la nada carece de equivalencias, este “suave país” de Giovanni Astengo presenta un espacio cargado de nombres que la poesía reconoce y que ahora sabemos, recorren el vacío como quien recorre cualquier pueblo buscando un bar. Y luego de beber abre un libro. Lee y se reconoce otro habitante del tiempo, una parte, algo como este libro.
Giovanni Astengo (Santiago, 1972): Sus libros son Anteayeres (1999), La morada irreal (2006-2016), Cuartos de Motel (2008), Puzzles (2011), Sección de objetos perdidos (2014), Solo lo que me gusta existe (2017), Poemas a destiempo/Poems at the Wrong Time, edición bilingüe (2017), Soñé estos poemas (2017), Tejido /Weave , edición bilingüe (2018) La poesía como un Dios (Estudios, reseñas, notas y entrevistas sobre la poesía de Andrés Morales, 2018), Azules abatidos (Sesión de jazz) 2019 y Balandra (2020).
Sergio Rodríguez Saavedra (Santiago de Chile, 1963). Poeta, crítico literario. Ha publicado en poesía Suscrito en la niebla (1995), Ciudad poniente (2000 – 2002), Memorial del confín de la Tierra (2003), Tractatus y mariposa (2006), Militancia personal (2008), Centenario (2011), Ejercicios para encender el paso de los días (2014), Patria negra patria roja (2016) y Días como peces (2020) más las muestras antológicas Nombres propios (Madrid, 2017) y Antología de agua y hueso (Popayán, 2018). Su obra ha sido reconocida en diversos certámenes nacionales, entre otros el 1er lugar en el premio nacional Eduardo Anguita (en sus versiones 2008 y 2010), premio Letras de Chile (2014) y como ganador del XV Premio Stella Corvalán (2019).